Si las empresas no consiguen que sus empleados se sientan cómodos no podrán evitar la fuga de talentos. Además, la pérdida de talento en las empresas disminuye el progreso, la innovación y puede provocar un “efecto contagio” dentro de la empresa.
Con la incorporación de las generaciones Z e Y, que albergan nuevas expectativas hacia el mercado de trabajo y tremendas dosis de creatividad y capacidad de adaptación a entornos en constante cambio, la labor de retención y estabilidad de la plantilla resulta aún más compleja.
También hay que tener en cuenta que, con la crisis, el cambio de empresa y la movilidad de los empleados se ha normalizado.
¿Qué hace que la mayoría de los empleados se sientan cómodos?
- Flexibilidad laboral. Las empresas se están dando cuenta que sus empleados son más productivos si les dejan que ellos mismos tengan el propio control sobre su tiempo y sean los que decidan cuándo y dónde trabajar. Para ofrecer una mayor flexibilidad laboral, las empresas ofrecen a los empleados alternativas y opciones respecto a sus vacaciones, horarios, teletrabajo, etc.
- Falta de confianza en los proyectos de la empresa está ligado a la falta de transparencia y de información por parte de la empresa y es otro de los motivos que llevan a los empleados a buscar alternativas fuera.
- Presión laboral. El volumen de trabajo es importante que esté regulado y controlado. El rendimiento máximo de un individuo llega aproximadamente a un nivel de estrés moderado. A partir de ese momento, si se supera el estrés, desciende la productividad. Si superar este umbral solo generemos ansiedad y colapso.
- Clima laboral. Se encuentra a su vez influido por numerosos factores: desde las relaciones interpersonales de los propios empleados, la igualdad o ausencia de ella, la retribución, hasta la decoración y condiciones lumínicas del despacho.
- Falta de motivación. La motivación es el motor de los empleados y está relacionada con la productividad que tiene. Que la motivación se vea afectada puede ser debido al estancamiento laboral, la ausencia de formación o tener un jefe autoritario.
- Desarrollo profesional. La oportunidad de crecimiento dentro de una empresa es un aspecto fundamental para la mayoría de los empleados. La posibilidad de formarse en nuevas áreas o promocionar dentro de la empresa aumenta el compromiso de los empleados.
- Mala gestión del liderazgo. La figura del líder es muy importante para los trabajadores de una empresa. Las viejas formas de liderazgo y la comunicación vertical tampoco son bienvenidas. Nos referimos a la imposibilidad del empleado de hacerse escuchar, de proponer, de participar. La comunicación autoritaria, de jefes a trabajadores también puede acabar siendo problemática.
Si un líder adquiere habilidades que fomentan la motivación, el compromiso o la empatía, incidirá en sus colaboradores de forma positiva y esto se convertirá en un activo beneficioso para la empresa, que contará con equipos consolidados que trabajen de forma conjunta y compartan visión y objetivos y realicen una contribución activa a la organización.
- No encajar en la filosofía de empresa. Tener unos valores o una visión del negocio distinta a la de la empresa puede acabar derivando en una fuga de talento.
Además de mejorar todos estos aspectos laborales que afectan a los empleados, se deben llevar a cabo procesos de selección para encontrar a los candidatos más adecuados.